miércoles, 12 de agosto de 2015

II TRAIL SOLIDARIO CÓBRECES (2/08/2015)

Playa de Luaña (Cóbreces)
Escribo esta crónica 10 días después de la carrera. Esta mañana he madrugado un poco más para poder entrenar con 3 locos por el Retiro y los 45’ de trote y charleta me han abierto las ganas de seguir hablando de carreras. 
Me apetecía mucho correr algo por la ‘Tierruca’ de mis padres y cuando confirmé con la familia que nuestros planes de vacaciones incluían 1 semana en Pechón (2 para las chicas, que aún están allí las ‘pobrecillas’) busqué y encontré esta joyita.
En verano solemos migrar al Norte, y este año hemos repartido mis 2 semanas de asueto estival entre Copenhague y Pechón. La primera parte financiada con ‘la hucha’ preparada para la matrícula de la universidad de Clara, que al final nos hemos ahorrado íntegramente gracias a su Matrícula de Honor en la calificación final de 2º de Bachillerato. Físicamente se parecerá más a mí (es mucho más guapa, obviamente) pero es tan lista y ‘curranta’ como su madre. Afortunadamente, en el pack genético, nuestras dos hijas pillaron la inteligencia y la perseverancia del mejor proveedor que tenían disponible. Y después de este momento ‘babas’ de padre orgulloso, hablemos de la carrera.
Aterrizamos en Madrid a última hora del viernes 31 y a media mañana del sábado ya estábamos camino de Pechón. Había poco interés por ver hasta dónde llegaba el termómetro en Valdemoro.
La previsión del tiempo en Cantabria daba una subida importante de temperaturas para el domingo. Era posible que superásemos los 25oC. Después de pasar casi todo el mes de julio en Madrid, escuchar que 25oC era mucho calor sonaba gracioso, pero no convenía olvidar la diferencia que hay entre correr con una humedad relativa del 30% (Madrid) o del 80% (Cóbreces está en la costa cántabra, entre Comillas y Suances)
El domingo decidí olvidar la autovía y tomar la vieja carretera de la costa. A esas horas no encontraría los típicos atascos para atravesar San Vicente de la Barquera o Comillas. En esas condiciones de tráfico, los 30 km. que separan Cóbreces de Pechón se cubren en menos de 40’ y el paisaje es una maravilla.
La Iglesia de San Pedro y la Abadía de Santa María de Viaceli
La retirada de dorsales está en la zona de meta, en el Colegio Público Quirós, antiguo Instituto Agrícola construido en 1906. Chicos y chicas de Cóbreces, me encantó vuestro cole. El edificio es muy chulo, tener esas praderas de césped para jugar es un lujo asiático para cualquiera que se haya criado en la meseta, pero lo que más me gustó fue ver esas fotos de vuestros profes en las puertas de sus aulas y los parkings de todo tipo de cachivaches con ruedas que había en el pasillo que rodeaba el patio interior.
Retirado el dorsal y admirado el cole, aún teníamos tiempo de dar un paseo. Intentaré evitar los lugares comunes tipo marco incomparable, enclave privilegiado y tal, pero el pueblo es una pasada. Dicen los que han estudiado que se originó en el siglo X, en torno al Monasterio de San Félix (943) construido donde hoy se levanta la Iglesia de San Felices (s.XV) o lo que queda de ella. En el primer vistazo que cualquiera echa a Cóbreces, destacan la Abadía de Santa María de Viaceli y la Iglesia de San Pedro, ambas de estilo neogótico y construidas entre finales del XIX y principios del XX. De la Abadía nos llevamos algo más que fotos, los monjes trapenses que la habitan hacen un queso que está de coña. San Pedro está inspirada en la catedral alemana de Erfurt y resulta curioso ver esas torres y esas vidrieras en España. El patrimonio histórico-arquitectónico de Cóbreces se completa con el Palacio de Villegas, las ermitas de Santa Ana y San Roque, la Fundación Villegas y el Casal de Castro.
Perfil de la prueba
Y después de este brochazo cultural, volvamos a la carrera. Se trata de un trail que discurre entre el nivel del mar y los 309 metros. En el perfil vemos que hasta el km. 6 ni subes ni bajas mucho, del 6 al 14,5 básicamente subes y del 14,5 al 22 básicamente bajas. Una información tan fácil de recordar como prescindible. En el segundo tramo hay bajadas que mancharon más de un pantalón (de barro, tampoco daban para suciedades mayores) y en la bajada aún queda algún repecho que te hace sacar la lengua para que el corazón tome el aire. Para mí la referencia era Zumaia (versión 2014, la de 32K, que fue cuando la corrí) aunque ésta es mucho menos dura (9 km. menos y casi 600m. menos de D+) Por el contrario, aquí tienes menos kilómetros de correr fácil y bastante más barro. Yo al final hice un ritmo medio muy parecido en ambas, aunque en Zumaia el año pasado estaba físicamente mejor que hace 10 días.
Hay 3 modalidades: trail, andarines y familiar. Las dos primeras comparten recorrido y el de la última es un 10K. La salida es conjunta y mantiene ese orden. Después, viendo las clasificaciones, el ganador de los andarines me sacó casi una hora en meta. El reglamento dice que no pueden correr, pero el tipo se marcó un ritmo medio de 5:32 min/km. No entiendo mucho el sentido de una clasificación en una categoría que no es competitiva, pero si para alguno de sus participantes lo tiene, me imagino que ver a Andrés Vázquez, de Castro Urdiales, liderándola con poco más de 2 horas, debe darle bastante por culo. En fin, allá cada cual, pero por debajo de las 2,5 horas me parece imposible que alguien pueda hacer este recorrido andando (a mí no me importaría hacerlo algún año corriendo)
Celebritiiiiiiis!!! Hoy, Roberto Brasero
En la ceremonia de salida cortó la cinta Roberto Brasero, el hombre del tiempo de A3. Yo me enteré cuando me lo dijo Bego en la llegada, porque aunque la carrera es pequeña, 550 personas entre corredores y andarines, me coloqué hacia el final de mi grupo porque pretendía correr a un ritmo suave e intenté abstraerme del follón, con bastante éxito por lo que parece. Era mi primera carrera sin plantillas después de 5 años ‘ortopédicos’. En el capítulo ‘últimas lesiones’ debo comunicaros que ha aparecido un tendón inflamado en mitad de mi fascia izquierda. Fue en un entreno en Abantos el 19 de julio y es posible que tenga algo que ver con el TP60 y la tobillera con la que estuve pateando el suelo de Guadarrama durante 13 horas. La pinta tan rara que tenía, un bulto duro en mitad de la fascia, hizo que se lo llevara a mi médica y que ella me derivara al traumatólogo. A éste lo veré mañana. Mientras tanto, en Copenhague decidí ir sin plantillas los dos días que salí a correr y no me fue mal, pero no pasé de los 10K. Las molestias se han movido de sitio, espero que sólo sea una escala técnica antes de que desaparezcan del todo. El caso es que mi 3er entreno sin plantis, mi 3er entreno después de la aparición de este nuevo Alien plantar, era un trail de 22K, así que no tenía mucha idea de lo que podía pasar.
La imagen engaña, salimos a toda leche, os lo juro
Se da la salida y el personal sale disparado. Poner las salidas cuesta abajo es lo que tiene. La carrera deja el pueblo y llegamos a unos prados y unos maizales. Allí también acaba el asfalto y empieza una pista, pero siguen las prisas. Me dejo llevar, pero al ver que el primer kilómetro sale a 5:12 me recuerdo que estoy aquí para disfrutar y probar mi pie sin plantis, no para dejarme los higadillos antes de tiempo. Por suerte se acaba la pista y empieza un sendero junto al Arroyo de la Presa. Ahora se llama así porque justo antes de la desembocadura se hizo una presa para gestionar el agua del molino de El Bolao. El molino original fue totalmente destruido por el mar y del ‘actual’ sólo queda la ruina que podéis ver en la foto. El río desemboca en el mar por una cascada de 5 metros de alto, en una brecha abierta en la línea de acantilados que mantienen una altura media varias veces mayor (por mi Garmin alcanzamos 66m. entre el molino y la playa)
Molino y acantilados del Bolao (foto de Aerowork)

A partir de aquí la carrera discurre por las praderas junto a los acantilados. El paisaje es alucinante. Igualito que correr por la Castellana vaya. Como todo es tan genial, mi tobillo izquierdo decide darme un susto y me pega un ‘viaje’ tremendo. No puede ser... Sigo trotando, intentando pisar muy plano con ese pie mientras el dolor va bajando. El descenso a la playa de Luaña es rápido y en el pequeño tramo de asfalto compruebo que mi tobillo ya ha dejado de gruñir y está en perfectas condiciones para continuar otros 18K. En la playa está Bego, que luego se hará una excursión siguiendo el camino por el que hemos llegado nosotros. Son las 10:30, es domingo y el tiempo invita a ir a la playa, así que hay buen ambientillo de gente animando.
Playa de Luaña. km. 4,8

Entramos en un bosque autóctono de cuento, en el que iremos encontrando algunos tramos de barro deslizante muy divertidos, aunque parece que hubo quien se rió algo menos. En el km. 8 salimos de nuevo al sol por una pista de piedra suelta, pero pronto volvemos al bosque... y al barro. Esta vez además las rampas son más duras y los patinazos más delicados.
En esta carrera veremos avellanos, robles, castaños, hayas y, sí, los fans de los eucaliptos pueden estar tranquilos, en Alfoz de Lloredo también hay.
El resto de la subida, combina esos senderos por el bosque con pistas de piedra suelta. En el km. 14,5 se encuentra el punto más elevado de la carrera (309 m.) Aquí está la mina de Udías. He olvidado comentar otra de las curiosidades de este trail: atraviesa dos túneles mineros iluminados por antorchas.
San Pedro Ad vincula. km. 21,75. Faltan 500m. de bajada 

En la bajada tuve un despiste. Al llegar a un cruce izquierda/derecha no vi balizas a un lado ni a otro, pero el de la izquierda bajaba y el de la derecha subía así que tomé el primero. Pronto sospeché que aquello no tenia buena pinta y di media vuelta para ‘volver al buen camino’.
Unos kilómetros más tarde tuve algunos calambres, pero nada grave, la falta de kms. supongo. De los bosques más profundos sales prácticamente directo al pueblo. Queda 1k a meta. Paso por la Iglesia de San Pedro, donde vuelvo a ver a Bego. Desde aquí son 500 metros de bajada por asfalto hasta meta.
Como broche de una carrera más que recomendable, después del avituallamiento de meta encuentras el recontravituallamiento definitivo. Tupper de pasta y cerveza. Esta gente sabe realmente cómo hacernos felices.
... y fueron felices y comieron PASTA!!! Por cierto, gracias al
fotógrafo, José Luis González, ganador de la prueba y de mi
categoría, VET1M (45-55 años)

He dejado para el final mi comentario sobre el carácter solidario de la carrera. Muchas carreras utilizan ese adjetivo como argumento de ventas y luego ves que destinan 1 € de cada inscripción a fines sociales. En el Trail Solidario de Cóbreces ‘la recaudación se dona íntegramente a la Asociación Limones Solidarios para apoyar su labor y poder aliviar la situación crítica que muchas parados en riesgo de exclusión social están viviendo en los últimos años.’ Ojalá hubiera más carreras solidarias que fueran realmente así de solidarias.
Y ahora a por Lisboa, pasando por Soto del Real y tal vez el MM de Alcázar de San Juan.
That's all folks.
Y para enfriar las patas, nada mejor que el Cantábrico

4 comentarios:

  1. a ver si el año que viene me cuadra tiene que ser una pasada , nos vemos en lisboa jorge, saludos

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    1. Te envantará. Yo repetiré si puedo. Nos vemos en Lisboa... o antes.

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  2. Jolín, Jorge, leyéndote, entran ganas de correrla...

    Otra que me apunto para hacerla algún día. ¡Me van a faltar vidas! :-))

    Me encanta la foto del mar, jajaja.

    Un beso.

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    1. Gracias Almu, si algún año te decides, espero que podamos hacerla juntos.
      Hay varias fotos de mar, supongo que te refieres a la del cuerpazo que cierra la crónica, ¿no? ;-)
      Besos.

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