viernes, 18 de julio de 2014

ZUMAIA FLYSCH TRAIL 13/07/2014



Vista de Zumaia con la iglesia de San Pedro (s.XVI)

El año pasado me inscribí a esta carrera, pero un imprevisto de última hora me impidió correrla y me quedé con las ganas. No planifico mis temporadas deportivas, ni siquiera pienso que el conjunto de carreras en las que participo cada año merezcan ese nombre, pero siempre hay 2, 3 ó 4 pruebas que se cuelan entre mis buenos propósitos de Nochevieja. Para este año tenía Alto Sil, Zumaia Flysch Trail y Maratón de Berlín.
La primera sigue siendo como esa novia de personalidad difícil, que te vuelve loco en el mejor de los sentidos y también en otros que te gustaría poder evitar. Por supuesto que pienso volver a verla en 2015, pero espero no repetir la cagada de este año.
Berlín, porque Bego y yo nos lo debemos desde hace demasiado tiempo y ya va siendo hora de que nos lo cobremos, y además porque todo el mundo habla maravillas de esta carrera. Como de momento he decidido seguir corriendo un maratón de asfalto al año, la elección para 2014 parecía clara y la ‘lotería’ acabó de confirmarlo.
Con mis dos 'prescriptores' de la dieta Zumaia
Y queda Zumaia. ¿Por qué se coló esta carrera entre los 3 objetivos 2014? La primera razón la he apuntado al principio, en realidad era un objetivo de 2013 que no pude cumplir.Pero sobre todo, esta elección tiene dos nombres propios: Alberto y Juanlu. Con su participación en esta edición, entre los dos suman 9. Considerando que éste era el 6º año que se celebraba, está claro que son 2 de los mejores fans de la prueba. Y yo, que además de amigo soy lector fiel de sus crónicas, tenía claro que este año no se me podía escapar. Y mis expectativas se cubrieron sobradamente.
Bego y yo salimos el sábado por la mañana en la furgo con intención de llegar a la hora de comer. 4 horas y media más tarde estamos en Zumaia. Después de un paseo para estirar las patucas, elegimos una taberna del centro para el primer avituallamiento líquido y sólido. Convenientemente alimentados e hidratados, nos vamos a la playita a descansar. En mi caso a echarme una siestón, que termina 20’ después con los gritos de una tía a la que la marea le ha dado un remojón imprevisto. A 2 metros de mí han montado una fila de mesas de catering tremenda y pienso ¿por qué pone esta gente un avituallamiento en la playa? ¿La salida no estaba en la plaza? Al final resultó que era una fiesta surfera con barbacoa. ‘¿Qué si tenemos algo que ver con la carrera? No tío, nosotros somos surferos, no tenemos nada que ver con la carrera’. Pues es una coincidencia cojonuda.
La carga de hidratos está sobrevalorada
Nos fuimos a recoger el dorsal y mientras Bego esperaba allí a Juanlu y a Mapi que habían estado comiendo en Biarritz, yo me fui al briefing que era en un cine en la calle principal. Al salir me los encontré (cómo no) en una terracita próxima, hidratando. Alguna cerveza después nos fuimos a ver cómo iba el avituallamiento playero. Ya con nuestros platos de pincho+costilla+chorizo y nuestra cervecita, imaginamos a Raúl García Castán o a Alfredo Gil apretándose un saludable plato de pasta. Nosotros nos hemos visto obligados a sustituir los hidratos por una apetitosa mezcla de grasa y proteínas. Ventajas de ser unos paketes, supongo.
A la cena le faltaba claramente el postre, así que ponemos rumbo a la plaza desde donde saldremos mañana para solucionarlo con unas tartitas y unas infusiones. Y cada mochuelo a su olivo que mañana dicen que toca correr 31,2K con D+ 1500 m. (en mi Garmin al final salieron los kilómetros, pero el desnivel se quedó en algo menos)
Bego y yo dormimos en Elorriaga, en un sitio fantástico donde mañana abrevaré 2 veces (km. 5 y km. 24)
Por la mañana, antes de desayunar, salgo a dar un paseo por la pista que viene de Zumaia. Un tipo me pasa corriendo y saluda, ‘¡aupa, egunon!’. El tipo tiene un estilo elegante, muy fluido. Corre de un modo natural que mola. Le respondo ‘egunon’ y entonces le recuerdo. Es Alberto Zerain, estaba ayer en el briefing. Aparte de tener 7 ochomiles en su curriculum, es un montañero muy particular. Os animo a que leáis la entrevista a las que os lleva el link. La organización le homenajea este año junto a los fallecidos Benantxio Irureta y Pako Iriondo.
Desayunamos y Bego se va a dar un paseo hasta un mirador mientras yo termino de preparar trastos. Mis pezones, que son una de las partes de mi cuerpo con más memoria, intentan convencerme para que no me ponga la camiseta del Culmen-RdB, pero no hay trato posible. A la tirita habitual le cruzo un esparadrapo y cruzo los dedos para que la humedad no arrastre todo el invento al carajo. 
Llegan una furgoneta y varios coches con voluntarios y se ponen a montar el avituallamiento. Son tropecientos, desde chavales de 10 ó 12 años a señoras y señores de una cierta edad. La verdad es que una de las cosas que más me han impresionado es el mogollón de voluntarios que tiene la carrera, probablemente una de las claves de una organización que roza la perfección.
En estos momentos, charlando con ellos, recuerdo mi reciente experiencia como voluntario en el GTP. Por primera vez viví una carrera desde el otro lado y me encantó. Viví horas muy intensas y compartí con algunos amigos y con muchos desconocidos parte de una carrera que es mucho más que una carrera. Fin del paréntesis, sigamos con la Zumaia Flysch Trail.
Llegamos al  Kaia, campo base de Juanlu en Zumaia, donde puedes tomarte unas cervecitas en la terraza por la tarde o desayunar unos montaditos si te esperan 31K de cuestas al sol y eres un tragaldabas como Alberto.
Con Mapi, Bego, Albertoy Juanlu en el Kaia
Allí estaban él, Juanlu y Mapi cuando llegamos y después se unieron  Juan Antonio (FFDR Brad) y familia, Luis Simó, al que este fin de semana le he descubierto su lado sibarita (en algunas fotos del cuestón del final podéis ver al fondo un hotel cojonudo con spa en el que estaba alojado el mamón. Gerardo, que se pegó un viajecito mañanero de 225 kilómetros por la A8 desde san Vicente de la Barquera para estar aquí y finalmente Mauro (Deltoyano) que corría la carrera de 15 km.
Llegamos a la zona de salida cuando está terminando el aurresku. Lástima, me hubiera gustado verlo. Hay cajones por número de dorsal, pero antes del pistoletazo se juntan todos. En principio voy a correr con Juanlu, que quiere hacer una carrera ‘tranquila’. Como he dicho antes, él va a correrla por 5ª vez, así que las piedras de por aquí ya le saludan al pasar. A mí me viene bien lo de la táctica conservadora, lo único que pretendo es pasar todos los controles en tiempo y llegar antes que los escobas (4:40)
Salimos como locos
La salida es desde la misma plaza que en años anteriores, pero en dirección contraria, para evitar unas obras que en la llegada tendremos que rodear. A las 10 en punto nos vamos.
Los primeros 250 metros son una cuesta arriba curiosa, pero la gente no ha debido enterarse y va bastante rápido. El resto del primer kilómetro es bastante cuesta abajo y ahora sí que se ha enterado todo el mundo porque vamos a saco. ¿Alguien le ha dicho a esta gente que vamos a correr 31,2K con D+ 1.500? Entre los nuestros en seguida se ven claras las intenciones de unos y otros. Gerardo quiere llegar a comer a San Vicente, Alberto quiere sacarse la espinita del sub 4h que no consiguió el año pasado, Luis aún está bajo la euforia del Spa, y Juan Antonio, Juanlu y yo cerramos el grupo (que no el pelotón, de momento)
Primeras rampas (Foto: Baleike.com)
Salimos del pueblo con unas ligeras cuestas, pero los ritmos de momento son más que decentes. En el kilómetro 2, ya en las praderas que rodean el pueblo, empieza la primera Cuesta de la carrera. Fila de a uno, todos caminamos a buen ritmo.  En 700 metros subimos más de 100. Parece que hace algo de calor, ¿no? ¿Y un poco de humedad? Aquí se tarda poco en romper a sudar, supongo que eso es bueno. Un par de toboganes y otra subidita de 1,5K para alcanzar la cota 200. No subiremos mucho más alto en toda la carrera, 209 m. A nuestra derecha, el mar pone un contrapunto de serenidad horizontal a esta locura de sube y baja a la que jugamos hoy. Kilómetro 5,300 primer avituallamiento en Elorriaga, nuestro hotel de mil estrellas y una luna llena de anoche.  Líquido y sólido. Como algo de fruta y bebo agua e isotónico.
¿Quién prefiere correr por la Castellana?
Comienza una bajada hacia el mar, primero suave y luego bastante más pronunciada, que termina con un brusco cambio de sentido en el kilómetro 7. Hemos bajado 130 metros y ha sido divertido, ¿alguien quiere repetir? Pues para repetir una bajada parecida todos sabemos lo que hay que hacer: ¡volver a subir!
En el siguiente kilómetro y medio volvemos a subir 136 metros. De nuevo estamos por encima de la cota 200. ¿Eso qué significa? Efectivamente…¡¡¡a bajaaaaaar!!! Esta vez llegamos al nivel del mar en 2 kilómetros, y el paisaje te deja con la boca abierta. En Salkoneta el espectáculo de los flysch entrando en el mar es increíble. En serio, para mí uno de los momentos más emocionantes de la carrera. Llevamos algo más de 10K y 1 hora y 10 minutos de carrera y aún no hemos recorrido un llano de 10 metros para relajar.
Los flysch en Sakoneta desde el control de Mendata
Juanlu encuentra pronto otra diferencia con respecto al resto de años. El puente de madera que pasaba sobre el río ya no está. Los temporales de este invierno se lo llevaron por delante y el paso es ahora por las piedras. El río apenas lleva agua y a esa altura debe haberse filtrado. Un camino marcado a media ladera nos sube de nuevo a los 100 metros en apenas 400. Como en todas las cuestacas gordas, caminamos a buen ritmo. Unos cuantos toboganes y llegamos al control de Mendata (km. 12) donde una de las voluntarias nos hace un par de fotos muy chulas con el móvil de Juanlu. Aquí viene otro de los cambios con respecto a ediciones anteriores. Al girar en el vértice no se vuelve hacia Uzkanga sino que seguimos hacia el caserío de Mendata, donde encontramos el tercer avituallamiento. Como el resto, bien surtido y muy bien atendido. Fruta, isotónico, media barrita de cereales y agua que utilizo más para refrescarme que para hidratarme.
De las praderías costeras al interior del bosque. (c) Patxi Badiola
El paisaje ha cambiado. Aunque después del primer avituallamiento de Elorriaga hemos recorrido algún tramo de bosque, ahora podemos decir que hemos abandonado los prados abiertos con vistas al mar por pistas de bosque, que más tarde se convertirán en sendas. En el kilómetro 15,5 aprovecho el 4º avituallamiento (sólo liquido) para tomarme el único gel que he cogido. Creo que lleva conmigo más de un año, así que la despedida es emotiva.
Desde aquí bajamos hacia el río Mendata por una senda embarrada en la que parecemos dantzaris más que corricolaris. Que me perdonen los enemigos del barro, pero una carrera de montaña en Euskadi sin barro no es lo mismo. El tramo de río es corto, pero las piedras deslizan aún más que el barro y hay que ir con cierto tiento (me alegro de que no haya imágenes de los primeros que me contradigan, seguro que pasaron volando este tramo)
Playa de Itzurun entre la ermita de San Telmo y La Cuesta
Al terminar el tramo de río llega el 5º avituallamiento. De nuevo sólido y líquido. Más fruta, una barrita, isotónico y agua para beber y para regarme. Hacemos unas coñas con la gente del avituallamiento que, como el resto, son muy simpáticos.
Nada más salir del avituallamiento nos metemos en otro cuestón del quince. 2 kilómetros de subida mantenida nos llevan de los 50 a los 200 metros de altura.  Cada vez me cuesta más caminar tan rápido como lo hace Juanlu. Me fijo y no es un problema de cadencia sino de amplitud en la zancada. Al terminar las subidas me espera de forma más o menos discreta, caminando unos metros más mientras yo aprovecho para trotar y alcanzarle.
En esta carrera hay tramos que se hacen en los dos sentidos, es decir subes por donde bajaste y bajas por donde subiste. Ahora estamos en uno de esos tramos que nos llevará hasta el penúltimo avituallamiento que es el mismo que el 1º.
Quedan menos de 7km. a meta, prácticamente todo en bajada excepto la tachuelilla del pueblo y alguna otra despistada. Llevamos 3 horas y cuarto de carrera, así que tengo 1 hora y 25’ para llegar a meta en tiempo.
Bajando con el rumor de isquios y abductores
Último avituallamiento
Estoy cansado, pero no he tenido una sola molestia en toda la carrera y me relajo. Hacemos unas risas, comemos, bebemos y nos refrescamos. En pleno festejo le pregunto a Juanlu si seguimos o echamos la siesta y uno de los voluntarios mayores me dice: ¿estás bien? Sí, sí, estoy muy bien… ‘Pues a cascarla por ahí, tirad a la meta ya hombre’. Todos nos reímos porque lo ha dicho en un tono serio del copón, pero le hacemos caso inmediatamente. Tal vez nos hemos quedado demasiado rato porque en la bajada empiezo a tener algunos calambres en isquios y abductores.  Intento minimizar las molestias bajando el ritmo. Tal vez debería parar y estirar antes de que me quede como un palo. No, parece que las molestias no van a ir a más y puedo seguir si no me vuelvo loco. Llegamos al último avituallamiento en el que además de agua e isotónico hay un depósito de 1.000 litros de agua en un camión con una manguera. El agua está fresquita y te quedas genial.Vemos a Mapi que está en lo alto de la ladera haciendo fotos. A partir de aquí la iremos viendo en distintos sitios hasta llegar a meta.
Fantástica foto de Bego en La Última Cuesta
Fantásticas Bego y Mapi que se desdoblarán en este última parte haciendo un gran reportaje. Ya estamos en el pueblo. Un poco de callejeo arriba y abajo y llegamos a LA ÚLTIMA CUESTA. Al tran tran y sin volverte loco, la subida va cayendo. En la parte de arriba está Bego haciendo fotos.Lo de sonreír a estas alturas no es tarea sencilla, pero la felicidad puede más que el cansancio y ¿sonrío? Juzgad vosotros mismos, yo os juro que intenté hacerlo.
Culminada la subida solo queda bajar, hacer oídos sordos a los isquios y abductores que vuelven a quejarse bajito y seguir. Adelantamos a un tipo que también ha tenido algunos problemillas musculares en los últimos kilómetros. Le doy ánimos pensando que volvería a verle en meta.
A los 50 m. de correr en llano, petó el komepiedras
Entramos en el casco y en una bajada hacia la iglesia volvemos a ver a Bego. Al final de la bajada se enciende una alarma roja, pero no son mis isquios sino los de Juanlu. La pierna derecha se le queda bloqueada y tenemos que parar a estirar.No se recupera ni siquiera para seguir caminando así que después de un rato decidimos seguir como si fuéramos de parranda (ver foto) Así enfilamos la recta del centro que está a tope de gente que nos aplaude mogollón. De aquí a Hollywood. Parece que los músculos de Juanlu se recuperan lo suficiente para hacer los últimos 200 metros trotando. En meta volvemos a ver a Mapi.
Las muñecas de Famosa

Último avituallamiento con Luis, que ha llegado hace 5’ con una pájara importante. Felicitamos al hijo de Reyes (FFDR) que ha ganado la prueba de 15K, puntuable para el campeonato de España,  en categoría cadete.Esperamos a Juan Antonio, del que no sabemos nada y que por fin llegará con los escobas para acabar la carrera dentro del tiempo autorizado. Le aplaudimos y animamos cómo se merece. ¡Bravo!
Ya solo queda terminar de refrescarnos con un bañito en la playa de Itzurun, la de los surferos, y comer en su chiringuito.
En resumen, un fin de semana perfecto, corriendo con amigos una carrera más que recomendable, con paisajes fantásticos, una organización de 11 y unos voluntarios… ¡INMEJORABLES! Gracias a todos. Intentaré volver.
Gracias maestro