Bego volvía a Berlín después de 20 años. Entonces me regaló una camiseta con esta imagen. Aún la tengo. |
¿POR QUÉ BERLÍN?
Quién me conoce sabe que
cada día disfruto más corriendo por el monte y menos por el asfalto, pero he
decidido seguir corriendo, al menos, un maratón de asfalto al año. Me ayuda a
valorar mi evolución y a saber en qué punto me encuentro. Y me gusta.
Si vives en Europa y corres
maratones, parece lógico que antes o después decidas pasar el último domingo de
septiembre recorriendo las calles de Berlín con otras 40.000 personas. Aquí se
celebra el que para mucha gente es el mejor maratón del viejo continente.
Cuando leí las crónicas de Alberto y Santi de sus participaciones en 2011 yo ni
siquiera había pensado en correr mi primer maratón, pero ahí quedó la
semillita. El año pasado estuvo Celina, que se marcó un carrerón. Su crónica
fue fantástica y yo la leí con especial emoción mientras esperaba la
confirmación de mi preinscripción. Porque desde el año pasado hay un sorteo
para cuadrar las solicitudes (74.707) con el máximo de inscripciones que los
organizadores admiten (40.000) Afortunadamente, el 31 de octubre me notificaron
que estaba entre los ‘elegidos’ y el 4 de noviembre, primer día para formalizar
la inscripción, agarré la VISA y cerré mi cita con el maratón para 2014: Berlín
/ 28 de septiembre. Por cierto, en paquete básico, porque esta prueba no es precisamente
barata. Entre 98 y 159 €. Así que ni siquiera tengo una camiseta de recuerdo,
cuestión que me trae bastante al pairo, todo hay que decirlo.
Feria del Corredor en el viejo aeropuerto Berlin-Tempelhof |
Habían pasado 2 semanas del
maratón de Amsterdam y aún no hacía un año de mi ‘bautismo’ en Valencia. Entre
ambos había corrido el maratón de Madrid. Hoy no toca hablar del impresentable sr.
R., pero en Berlín me resultó inevitable establecer algunas comparaciones con
el maratón de mi ciudad. ¡Cómo es posible que en una carrera de 40.000 personas
no tuviera que esperar cola (NADA) para dejar la bolsa de la ropa antes de la
carrera! ¡Y para recogerla al finalizar tampoco! ¡Ni para la medalla, ni para
la bolsa con fruta, ni…! No me extenderé, pero creo que el sr. R. debería venir
por aquí con una libretita y un lápiz. Y si encuentra algo de humildad que la
eche también a la maleta, que le ayudará si realmente decide aprender algo. Y por
supuesto no acepto que se haga de esto una discusión de tópicos Alemania vs
España. Ni nosotros somos víctimas de una maldición divina que nos impida ser
eficaces, ni las organizaciones alemanas son siempre impecables. Hablo del
maratón de Madrid y el maratón de Berlín, que tampoco es perfecto, por cierto. Para
las oleadas de salida prefiero Amsterdam, por ejemplo.
LA PREPARACIÓN
Para preparar este maratón
seguí un plan genérico, de esos que tanto les ‘gustan’ a los entrenadores, de
16 semanas con 4 entrenos x semana. Mi objetivo era bajar de 4 horas. Acumulaba
menos kilómetros que el que seguí para Amsterdam, pero había más intervalos y
series y menos rodajes. Empecé el lunes 9 de junio, justo después de correr el Cross
del Telégrafo. Durante las 16 semanas participé también en una media maratón de
montaña en Lozoya, en la Zumaia Flysch Trail (32K D+1.500) y en asfalto los 10K
de Sotillo, en los que hice MMP: 44:16 y la MM de Logroño, como un Drinking
Runners más.
Mogollón de stands. Marcas, carreras... |
Excepto las dos semanas que
estuvimos de vacaciones, en las que me olvidé del Garmin y salía a correr el
rato que me apetecía y a los ritmos que me daba la gana, las otras 14 semanas
puedo decir que he sido bastante disciplinado. Entrenar en verano, cuando vives
en Valdemoro y trabajas en Madrid, es salir muy tarde o muy temprano. Esas
‘horas centrales del día’ que te aconsejan evitar las autoridades sanitarias,
en la estepa mesetaria son 8 ó 9. Pero con la complicidad imprescindible de mi
familia, pude ir sacando uno a uno todos (o casi todos) los entrenos del plan. Una
buena parte de estos entrenos han sido en solitario, pero de los que he
compartido con amigos y compañeros gastazapas recuerdo especialmente la tirada
larga que hice el 7 de septiembre, a falta de 3 semanas.
Empezamos Markos,
Alberto, Juli, Jan y yo. Jan nos dejó pronto porque quería hacer algo más
específico de cara a la Magovia y Juli hizo lo propio cuando aquello empezó a
hacérsele demasiado largo. Pero Alberto y Markos, las dos personas con las que
más horas de entrenos he compartido este año, me aguantaron los casi 30K de
tirada cuando para ellos en ese momento tal vez no era lo más oportuno ni
apetecible. Gracias chicos.
LA VÍSPERA
Viajamos a Berlín el sábado
por la mañana. A mediodía estábamos en la Feria, que se celebra en el antiguo
aeropuerto de Tempelhoff. A lo largo de cientos de metros tienes a izquierda y
derecha tropocientos stands de marcas y carreras, y al final del recorrido está
la zona en la que te entregan la exigua bolsa del corredor. Dorsal, chip, una
esponja, una pulserita de goma y la mochila para el guardarropa con una
pegatina con tu nombre y dorsal para identificarla. Y papeles…
Mercadillo en la isla de los museos |
Recogida la bolsa (sin
ninguna espera) la hora recomienda un primer avituallamiento líquido y sólido y
lo hacemos en uno de los chiringuitos que hay al pie de las pistas. Resulta
extraño para este españolito de a pie, ver que en el interior de la ciudad más
poderosa de Europa se puede mantener un espacio abierto de varias decenas de
hectáreas, completamente diáfano, para uso y disfrute de la gente. Cuesta creer
que el fin de las operaciones en el aeropuerto no generase ninguna operación
urbanística especulativa. Felicidades berlineses.
Después de nuestro primer
contacto con el currywurst y la cerveza alemana, nos vamos al hotel. De camino
pasamos por un mercadillo en la isla de los museos. Junto al río encontramos
unas parejas bailando tangos. El día anima a salir y parece que los berlineses
necesitan poco para echarse a la calle. El hotel está muy cerca de Alexander
Platz, justo enfrente del Instituto Cervantes. Dejamos los trastos y salimos a
descubrir el barrio. Cenamos en un italiano el plato de pasta que indica el
manual del buen maratoniano y a dormir.
LA CARRERA
La zona de las mochilas estaba frente al Bundestag |
Desde la ventana se ven ríos
de corredores caminando hacia el metro. Desayunamos y nos unimos a la marea.
Decidimos bajarnos en Friedichstrasse y bajar andando hasta la Puerta de
Brandenburgo. Hemos quedado con Vicente en la embajada americana. Allí está.
Lleva un buen rato, nos cuenta que no ha dormido bien. Yo, en cambio, he
dormido como un lirón. Estoy descansado. Excitado, pero no atacado. Emocionado,
ilusionado… listo para disfrutar la carrera y dar lo mejor de mí mismo, espero
que durante menos de 4 horas. Bego nos hace las últimas fotos antes de entrar
en la zona restringida a corredores. Dejo la bolsa con una camiseta y el forro
que traía puesto. Me pongo por encima el plástico que proporciona la
organización para que no cojamos frío hasta la salida. Vamos a nuestro cajón,
el G. Tiempos previstos, desde 3:50 a 4:15. Hay que caminar un ratillo. Toda la
zona de salida está dentro del Tiergarten, un parque enorme vertebrado por la
Strasse des 17 juni, calle en la que se encuentran la salida y la llegada. Cuando
entramos al cajón ya está bastante repleto y nos quedamos muy atrás. El speaker
anima la espera. Aquí hay gente de mogollón de países. Se acerca el momento de
la verdad y en la megafonía suenan los primeros acordes de la cabalgata de las
walkirias de Wagner. Los pelillos se estiran un poco más. Hordas de runners
salen, al galope o al trote, a conquistar Berlín. No es una batalla conjunta,
son 40.000 intentos de conquistas particulares. Unas tendrán éxito y otras no.
¿Cuántos kilómetros acumularán estos 40.000 pares de zapatillas? Las adidas de
Vicente ayudan poco, porque prácticamente las estrena hoy, sólo tienen 20K. Las
de los top tampoco sumarán demasiados, pero a pesar de Vicente y de los
keniatas, creo que entre todas pasarán el millón de kilómetros seguro.
Así se va en el kilómetro 7 |
Kimetto y compañía salen a
las 8:45. Nosotros pasaremos por el arco de salida 16’ más tarde, en medio de
un mogollón de gente impresionante.Vicente y yo hemos decidido hacer los
primeros kilómetros juntos. Luego iremos viéndolo sobre la marcha. He planteado
intentar un ritmo medio de 5:30, eso significa pasar la media sobre 1:56. En el
Garmin llevo 2 pantallas. La primera indica distancia, tiempo y ritmo medio. La
segunda ritmo del kilómetro anterior y ritmo ‘actual’. Éste último lo
entrecomillo porque así es también cómo lo interpreto.
En los primeros kilómetros
resulta complicado mantener el ritmo porque hay muchísima gente que va más
lenta y tienes que ir superándolos sin incordiarlos, ni perder mucha energía en
el empeño. El público está por todo el recorrido, la animación es constante, temperatura
perfecta, nada de aire… Es el día perfecto para correr un maratón.
En el kilómetro 7 empieza la
música y se me va Vicente. Le pierdo de vista un momento y cuando vuelvo a
verle está bastante lejos. Yo no quiero ir tan rápido. En el ritmo medio voy contrarrestando
una salida bastante lenta encadenando kilómetros entre 5:26 y 5:36. Antes del
10 sólo habrá 2 que se salgan de ese rango (5:06 / 5:13) En mi estrategia,
además del ritmo medio, hay otro punto clave: no pasar 2 kilómetros seguidos
por debajo de 5:15. Es una forma de evitar que un exceso de entusiasmo me acabe
pasando factura. Sé que la mayoría a estas alturas estaréis hasta el gorro de
leer números y estaréis pensando ¿este tío habla de disfrutar un maratón? ¡Si
parece Victoria Abril en el 1,2,3. He corrido un maratón en el que
prácticamente no miré el Garmin en las 4 horas y 11 minutos que estuve
corriendo. Madrid. Lo hice íntegramente con Juan Seguí, no llevaba ningún
objetivo en la cabeza y lo disfruté. Pero en Berlín me lo he pasado de puta
madre y, aunque parezca difícil de creer, en ningún momento me sentí agobiado
por la marca.
Tampoco es que fuera controlando kilómetro a kilómetro. Muchos de
los datos que me dio el Garmin al volcarlo el track a la página los veía allí
por primera vez. Pero sé que no podría haber corrido este maratón sin
pulsómetro. Otro seguro que sí. Y sabré disfrutarlo tanto o más que éste. Nueva York podría ser un candidato inmejorable
para correr sin Garmin. Lástima que esté absolutamente fuera de presupuesto
(acepto mecenas, siempre que me respeten)
Esto es en el paso por la media. 1:56:01 |
Volvamos a la carrera. Ya he
dicho que en el kilómetro 7 empezaba la música. Pues bien, la música es un
elemento accesorio en este maratón. Uno de los motivos por los que yo recordaré
siempre el maratón de Berlín es por la cantidad,
calidad y variedad de bandas que me ayudaron a disfrutar aún más de esos 42
kilómetros. La música es una parte esencial de esta fiesta. Se funden con
naturalidad un cuarteto de jazz con otro barroco, una batucada o un grupo de
rock. Subidón especial sentí en el kilómetro 18 cuando un grupo que ya he
localizado en Spotify, Blackmail, estaba tocando She’s some kind of wonderful,
de Grand Funk Railroad. Curiosamente, me he reencontrado con esta banda
americana, a la que mi madre nunca llegó a apreciar del todo en los últimos ’70
y primeros ‘80, mientras preparaba este maratón.
Postdamer Platz. km. 38. El Ave Fénix volando hacia la meta |
Volvemos a la carrera
después de la penúltima disgresión. Los avituallamientos son bastante largos,
pero se producen embotellamientos inevitables. En este aspecto ayuda poco el
tema de los vasos, del que creo que ya hemos hablado en alguna ocasión, pero no
quiero pensar lo que podría pasar con botellas de agua por el suelo como vasos
había. Llevo mi cinturón de hidratación con 3 geles que, en principio, pienso
tomar hacia el 17, 28 y 35. Utilizaré todos los avituallamientos que hay en
carrera excepto el primero, en el 5, y el último, casi en el 41. Pierdo tiempo,
pero bebo casi un vaso completo en cada punto. A medida que avanza la carrera se
va notando algo de calor, y no me importa perder un poco de tiempo a cambio de
hidratarme correctamente. Alterno agua e isotónicos, excepto si toca gel, que
tomo siempre con agua.
La carrera nos muestra
algunos de los lugares que todo el que visita Berlín quiere conocer, pero también
nos enseña otros espacios alejados de los circuitos turísticos que resultan muy
atractivos. Correr 42 kilómetros no es un mal modo de empezar a conocer esta
ciudad, pero para completar la tarea no basta con quedarse hasta el lunes.
Salvo que ese lunes esté, al menos, a 22 días del domingo.
Volviendo de nuevo a la
carrera, en el kilómetro 34 volví a ver a Vicente. Iba pegado al lado izquierdo
y parecía estar rodar muy redondo.
Le llamé, chocamos las manos y me dio ánimos
para ir a por el 3:50, supongo que me vería muy bien, pero yo no iba tan bien
como hasta ese momento. Realmente tuve un pequeño bache entre el 34 y el 37 en
el que tuve que tirar de todos los recursos que me quedaban. No llegué a ver en
peligro el sub 4h, pero es lo más cerca que estuve de sufrir en toda la
carrera. Tomé el último gel, me acordé de mis chicas y me acordé mucho de otra
chica que es muy especial para todos los que la conocemos y que estaba
corriendo a mi lado desde el principio pero extrañamente callada desde la
salida. Pensé, si consigo ponerle la mitad del coraje (Berri habría expresado
esto mucho mejor, de un modo más gráfico) que ella le pondría, aún puedo
recuperar parte del boquete que me acabo de hacer y terminar esta carrera cómo
merece. Joder, no sé si fueron los hidratos del gel o el espíritu luchador de
Almu que me poseyó, pero de repente decidí que había que darle hasta que se acabara
la gasolina y mi cuerpo respondió perfecto. A partir de ese momento ya no miré
el pulsómetro. Sólo me guiaba por los puntos kilométricos y a medida que se
acercaba la meta forzaba un poco más. Realmente me sentía muy bien. Sabía que
podía petar, pero no pensaba hacerlo.
Cuando pasado el 41 giras a la izquierda
y ves la Puerta de Brandenburgo, la emoción te embarga, aunque no le debas nada.
Reconozco que en ese instante me salió mi yo más competitivo. Había chocado
muchas manitas a lo largo del recorrido, pero ahora no era el momento. No para
mí, Celina. Vi a una chica de rosa que me había pasado en el momento bajón como
si yo estuviera parado. Estaba a unos 50 metros, tal vez más. Pensé que alcanzarla
confirmaría que había arreglado el boquete de aquellos kilómetros malos. Cuando
ahora lo escribo, me cuesta encontrar una fórmula para no parecer un completo
capullo. Tal vez la demanda extra de oxígeno que reclaman los músculos en una
situación así deje al cerebro un poco desatendido y esté justificado pensar
como un adolescente en el patio del colegio. A lo mejor tiene mucho más sentido
pensar como lo hice del que le encuentro ahora al escribirlo. Sea como fuere, la
alcancé, la pasé y con el arco a la vista esprinté con todas mis ganas.
Poco después de pasar bajo la Puerta de Brandenburgo |
Vosotros no podéis verlo, pero yo sí. El arco de meta. |
(Si alguien se ha quedado
con ganas de más, el track)
¡Qué dura es la vida del maratoniano! |
EPÍLOGO
Un rincón del Berlín alternativo que recordaba Bego. |
Berlín ha sido mi 4º maratón
y, sin duda, el mejor hasta el momento.
No sólo porque haya hecho mi mejor
marca, 3:51:21, bajando 10’ la anterior y quedando a sólo 1:50:24 del nuevo record de Kimetto, sino
porque haciéndolo disfruté de principio a fin. Incluso en los momentos delicados, que también los hubo, porque no me dejé tragar por ellos, claro que
tuve una ayuda de lujo.
Creo que me exprimí con
cabeza, pero bastante a fondo. No creo que mi mejor marca posible esté muy
lejos de la que hice el día 28. Quiero decir, con el planteamiento actual,
auto-entrenando y sin pasar de 4 días a la semana, que ya me parece bastante para
conciliarlo razonablemente con la vida familiar, laboral, etc. No dejar que una
sana afición se convierta en una jodida adicción, vaya.
El circuito, además de ser
el flat & fast que registra los últimos nosecuantos records del mundo,
recorre una ciudad sin la que no podría explicarse buena parte del siglo XX. No
soy historiador ni siquiera ‘un buen aficionado’, pero, sin entrar en
valoraciones de buenos y malos (o malos y malísimos) Berlín es una ciudad clave
para entender el siglo XX. Y a pesar de que la RAF y la USAAF hicieron un
trabajo exhaustivo, aún quedan edificios que nos hablan de esa noche oscura en
la historia de la humanidad.
Postdam Platz 1994
|
El domingo por la tarde y,
sobre todo, el lunes hasta que fuimos al aeropuerto, donde batimos algún record
oficioso seguro, porque llegamos los últimos a la puerta de embarque y con la
lengua fuera, caminamos Berlín. Si Rumbao debería conocer este maratón sí o sí,
los políticos españoles deberían darse también una vuelta por la ciudad entre
genuflexión y genuflexión a la cancillera. Tal vez así entenderían que hay
heridas que es mejor dejar que supuren en lugar de cerrarlas infectadas.
Peace & Love (please) |
Enhorabuena de nuevo Jorge, genial y completa crónica que me ha traído recuerdos de mi maratón allí, aunque yo sufriera bastante al final. Desde luego un verdadero ejemplo de organización con tantos corredores en una gran ciudad. Si a eso se le une que la carrera haya respondido a las expectativas que se tenía en base a la planificación seguro que la satisfacción es total. Desde luego es una maratón repetible.
ResponderEliminarA ver cual toca el año que viene, tras Amsterdam y Berlín, el listón está alto.
Salu2
Gracias Juanlu. Había estado otras dos veces a punto de conocer Berlín, así que tenía ganas de ir 'acumuladas'. Me encantó la ciudad y el maratón me pareció casi perfecto. El año que viene podría ser Barcelona, que de momento no cuenta como internacional, pero también tiene buenísimas referencias. Aún no lo he decidido. Te veo luego.
EliminarEnhorabuena de nuevo. El blogger se acaba de zampar el comentario de 7 páginas que te había puesto, así que te lo pongo en resumen: qué grande eres.
ResponderEliminarPD: a ver si el señor R. toma nota (pero no del precio, sino de lo otro...je je)
Gracias Juan. En cuanto a Mr. R. y el Maratón de Madrid, mi esperanza es que la organización dependa cada día menos de él y no recaiga en alguien tan incapaz y arrogante. Lo del precio de Berlín es una pasada, está claro. El resto de gastos que hicimos me parecieron más que razonables. Comer, tomarte una cerveza o moverte en Metro, por ejemplo, es más barato que en Madrid. ¡Y le compramos un vestido muy chulo a Paula por 2€!
EliminarEn primer lugar, enhorabuena por la carrera... Aunque algún lunar le veo yo a la organización de Berlín, que de haberse hecho aquí en Madrid la hubiésemos criticado enormemente. Así, la distancia entre las tiendas ropero y los cajones de salida (no mucho menor que la que tuvimos que recorrer este año en Madrid), los WCs (saturados en la zona de roperos, lo que hacía que multitud de corredores se aliviasen en el camino de bajada a los cajones), los avituallamientos ¡con agua del grifo! (Roberto y yo tuvimos que abandonar en el avituallamiento del kilómetro 15, y pude observar cómo obtenían el agua de un hidrante en mitad de la calle), lo que combinado con la "pericia" de los corredores convertía las zonas de avituallamiento en auténticos pantanos (y eso que nosotros íbamos por delante, cuando pasaste tú en algún sitio habría que nadar), la distancia entre la línea de meta y los roperos (no pudimos completar la carrera, pero cuando llegamos a recoger nuestras pertenencias había gente que llegaba desde meta, y algún español me lo comentó).
ResponderEliminarEn cuanto a la feria: grande, muy grande... y muy cara. Mucho espacio para Adidas (obvio), poco para otras marcas (el stand de NB era más grande en la feria de Madrid... y mejor montado; no vi stand de Nike, y el de Brooks estaba "tapadito"). Y los precios de Adidas, más caros que en tiendas "5 estrellas" de Madrid pese a los descuentos.
Que la carrera, el circuito y la animación son una pasada, es innegable. Que repetiré, por supuesto. Pero que hay cosas a mejorar (o a aceptar, simple y llanamente, por el volumen de gente que mueve), también.
Y reitero mis felicitaciones ¡Estupenda carrera!
Gracias Patxi, por la felicitación y por tu comentario, que es muy interesante. Yo tampoco creo que sea una organización perfecta, en absoluto, creo que hay aspectos mejorables. Además, lo que para mí podría ser una organización muy buena, no tiene por qué serlo para ti. No tienen por qué coincidir nuestros criterios, ni nuestras prioridades. Veámoslo con el ejemplo de Berlín.
EliminarLa distancia entre el ropero y la salida en mi caso era más corta que la tuya, pero a mí más que la distancia me molestaron los cuellos de botella en los que se producían atascos. Aquí supongo que están condicionados por la calle en la que han elegido poner la salida y sus posibles accesos. En cualquier caso es un tema que podría mejorar.
Del tema de los WCs no tengo ninguna opinión porque no hice uso de ellos en todo el día (tampoco recuerdo ‘aliviarme’ en el parque, pero aquí prefiero que me falle la memoria o tal vez debería ir a ver al urólogo) Le preguntaré a Vicente.
Lo de los avituallamientos con agua del grifo a mí me parece de puta madre. Cambiaría los vasos de plástico por vasos de cartón, pero prefiero ir chapoteando y pisando vasos, que pisar una sola botella.
La vuelta que das para llegar hasta el ropero tal vez sea un poco larga, pero cuando llegas tienes de todo, incluida una cervecita que te sienta genial después de tanto agua-isotónicos-geles-plátanos-manzanas…
En la feria paré poco, sinceramente. En general soy poco de tiendas y esto no es más que un centro comercial efímero dedicado al running. Como digo en la crónica, ni siquiera tengo una camiseta de la carrera, eso te dará una pista.
Lo que me gustaría dejar bien claro es que yo comparo mi experiencia de usuario en MARATÓN DE MADRID 2013 con MARATÓN DE BERLÍN 2014. No pretendo ser un ejemplo de ecuanimidad, pero tampoco llevo un rollo quijotesco de pensar que ‘lo español’ es peor que ‘lo alemán’. Por supuesto que me duelen los graves errores que sufrimos en Madrid, porque además es mi ciudad, la quiero y me gustaría que tuviera un maratón cojonudo, pero infinitamente más que esos errores, me dolió escuchar al organizador el día después en el programa de Luis Blanco. El desprecio y la arrogancia con la que intentaba eludir su responsabilidad, derivándola íntegramente a los corredores ‘chorizos’, me dio escasas esperanzas de que aquel tipejo fuera capaz de corregir por sí mismo uno solo de sus errores. Y creo que él tenía razón en algunas de las acusaciones que hacía, pero el 80% de sus respuestas y alegaciones en aquella entrevista, en la que también intervinieron muy acertadamente corredores que habían participado en la carrera, fue pura basura autocomplaciente.
De nuevo muchas gracias Patxi. Espero desvirtualizarte pronto.
¡Muy buena crónica!
EliminarMe ha traído muy gratos recuerdos de mi experiencia en 2011.
Comparto totalmente tus apreciaciones en cuanto a la Organización y también algunas de las de Patxi.
Hay tantísima gente que dependiendo de dónde estés en salida o meta puedes ver unas u otras cosas pero, en términos generales, la Organización de de 10 casi absoluto (esa fue mi impresión en su día).
No obstante... lo importante de todo esto es que te marcaste un carrerón fantástico. Parciales constantes y cuasi perfectos y que lo disfrutaste.
Y... ¡enhorabuena por MMP pegando un buen bocado al sub 4h!
Se que la marca te importa entre poco y nada pero... a nadie le amarga un dulce ;-))
Alberto 'RunnerChef'
Muchas gracias Alberto, es cierto que es un maratón increíble, una ciudad fantástica y que mi carrera estuvo muy bien. Ahora tengo que pensar en un maratón de primavera. De momento estoy pensando en Barcelona.¿Alguna sugerencia?
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